Nuestra historia

En la década de 1930, nuestro olivar se estableció en una tierra que llevaba siglos cultivando olivos. En ese entonces, la cosecha se realizaba de forma manual y con la ayuda de animales, y la extracción del aceite se llevaba a cabo en pequeños molinos de piedra. Cada gota de aceite producida en ese momento encerraba la esencia de la tradición y la dedicación de las generaciones anteriores.

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1960

En el corazón de nuestra tierra, vimos crecer las olivas como si fueran parte de nuestra familia. Con paciencia y cariño, las cuidamos desde sus primeros destellos de verde, y con el tiempo, esos pequeños frutos se convirtieron en las raíces de nuestra tradición.

1979

Una mañana, decidimos embotellar la esencia de nuestras raíces. Cada gota se volvió una cápsula del amor que dedicamos a nuestra tierra y a la artesanía que llevamos en la sangre. Así, cada botella contó la historia de nuestras manos laboriosas y de un legado que tomaba forma.

1998

Desde la humildad de nuestro olivar, dimos a luz a una marca que trascendió fronteras. No fue un viaje de negocios, sino un paseo a través de la pasión que infundimos en cada gota dorada. Nuestra esencia se esparció como un abrazo cálido, conquistando corazones de España a Italia y más allá.

2000

Entre los olivos que vieron a nuestra familia crecer, nos detenemos con un suspiro de orgullo. Nuestro aceite no es solo un producto; es la narrativa de generaciones que amaron esta tierra. En cada brindis, celebramos no solo el éxito, sino el lazo indestructible que une a nuestra familia con este tesoro líquido que compartimos con el mundo.

Actualidad

Hoy, nuestro olivar en Jaén es un testimonio vivo de la tradición y la innovación, produciendo aceite de oliva virgen extra de renombre mundial, respetando la tierra y llevando su legado a los amantes de la buena cocina en todo el mundo.